El lodazal de la basura: una concesión a SIMARS que apesta

La recolección de basura se colapsa cada temporal de lluvias

• GIRRSA y el Ayuntamiento pagan los platos rotos

• El Cabildo debe dejar de agachar la cabeza ante los concesionarios

• El verdadero cuello de botella en la recolección de basura

Cada temporal de lluvias vuelve a evidenciar un problema estructural en Bahía de Banderas, el desastroso sistema de recolección de basura. Año tras año, es un problema recurrente, la historia se repite como si nadie aprendiera nada. Las quejas ciudadanas se acumulan en redes sociales, igual que los desperdicios en las esquinas, y el responsable parece ser siempre el mismo, el camión que no pasó.

Pero hay que aclararlo con todas sus letras, la recolección en el municipio es operada por dos vías, una es la empresa concesionaria GIRRSA, que atiende la franja turística hasta Jarretaderas; la otra, los camiones de Servicios Públicos Municipales, encargados del resto del territorio. Sin embargo, el verdadero cuello de botella en esta cadena de servicio no está ni en GIRRSA ni en el Ayuntamiento, sino en una tercera empresa, SIMARS, la concesionaria del relleno sanitario.

Durante la más reciente rendición de cuentas del presidente Héctor Santana, el director de Servicios Públicos, el profesionista Ramón Álvarez, señaló con claridad lo que muchos ya sabíamos, pero pocos se atreven a decir, el camino de acceso al relleno sanitario es un lodazal intransitable cada temporada de lluvias. Los camiones, cargados con toneladas de basura, corren el riesgo de quebrarse o atascarse, por lo que muchas rutas simplemente no pueden completarse. Y esa es responsabilidad exclusiva de SIMARS.

Un relleno con historia… de corrupción

Desde su incursión, el relleno sanitario ha estado envuelto en la opacidad. La empresa SIMARS, “que no cobra barato” por operar este espacio que no es público sino privado, ha sido parte de varias asignaciones, revocaciones y reingresos a la concesión, siempre salpicadas por historias de “moches” a regidores corruptos, que votaron para mantenerla a flote a pesar de sus deficiencias. Los nombres cambian, pero el guion es el mismo, intereses privados protegidos por voluntades públicas compradas.
Y mientras tanto, los ciudadanos culpan al eslabón visible de la cadena, a GIRRSA o los camiones del Ayuntamiento. Pero la basura no se recoge porque no hay a dónde llevarla. SIMARS, el socio que debería ser “el otro brazo” del sistema, opera con personal mínimo, un solo turno que termina a las 3 de la tarde, y un camino que parece trampa para mulas. Las unidades simplemente no pueden descargar, lo que provoca un efecto dominó que retrasa todas las rutas.

GIRRSA ha lanzado múltiples llamados a la ciudadanía para que no saquen la basura fuera de horario. Lo mismo ha hecho el gobierno municipal. Pero ¿de qué sirve ese llamado cuando el sistema está reventando por dentro?

Lo mismo cada año… y nadie corrige

Durante el verano de 2023, la situación se volvió insostenible. La exalcaldesa Mirtha Villalvazo arremetió contra GIRRSA y su propietario Juan Carlos Castro Almaguer, amenazando con revocar la concesión, cuando en realidad el colapso se originó en el tiradero que opera SIMARS. Meses después, en el breve periodo de la alcaldesa Lía Castro, volvió a repetirse la historia, la basura acumulada, las protestas en redes, y la culpa siempre hacia los recolectores, nunca hacia los verdaderos responsables.

SIMARS no solo ha incumplido con su obligación de mantener el camino transitable, sino que opera con recursos mínimos para maximizar ganancias. No amplían horarios, no contratan más personal, y dejan que el sistema se ahogue. Mientras tanto, Servicios Públicos y GIRRSA quedan expuestos ante el enojo ciudadano, aunque muchas veces la basura ni siquiera ha podido salir de sus camiones.

Esto no es un problema menor. No se trata de imagen, sino de salud pública, especialmente en las zonas costeras y turísticas, donde el volumen de residuos se dispara con la llegada de visitantes. ¿Qué imagen se llevan de Bahía de Banderas cuando la basura invade las calles de Bucerías o La Cruz de Huanacaxtle?

Cabildo: menos moches, más responsabilidad

Es momento de que el presidente Héctor Santana ponga orden en el contrato de SIMARS. La concesión debe ser revisada y, si no hay cumplimiento, rescindida. Los regidores no pueden seguir bajando la cabeza por debajo de la mesa, si no exigen resultados, se vuelven cómplices de un negocio que nos tiene literalmente con la basura al cuello.

GIRRSA y Servicios Públicos Municipales hacen su parte hasta donde pueden. Pero cuando el relleno no opera, todo lo demás se colapsa. Y eso la ciudadanía debe saberlo, para dejar de culpar al recolector que sí pasa, pero simplemente no tiene a dónde ir.
La basura en Bahía de Banderas no solo está en las calles. También está en los acuerdos silenciosos que han protegido a SIMARS durante años. Y mientras nadie meta las manos (pero para limpiar, no para agarrar), la historia seguirá siendo la misma, olor a podredumbre, tanto en los basureros como en las oficinas, en donde se han reafirmado las concesiones a este pésimo servicio del relleno sanitario. Va.

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