El fin de la Política es el bien común

• Ningún dinero alcanza para acabar con la pobreza de millones de congéneres, principalmente porque es imposible –en estos sistemas injustos como dijo el Papa Francisco

• Si los buenos políticos son los que consiguen grandes beneficios para sus pueblos, con vocación de servicio a los demás; los malos serían entonces los que buscan el BIEN PARTICULAR, el suyo propio

 

Desde los remotos tiempos de la filosofía clásica griega con sus más notables exponentes Sócrates, Platón y Aristóteles, considerados como los grandes teóricos de la Ciencia Política y el primero de ellos fundador de la Ética, hasta nuestros días, se coincide en que el fin último de la actividad Política, es lograr el “bien común”.

Esta expresión del “bien común” la escuchamos con frecuencia, porque la hicieran suya los panistas en sus principios ideológicos, pero es una teoría proveniente de aquellos pensadores que fueron verdaderas lumbreras de la filosofía griega, particularmente Aristóteles que siguen influyendo a través de los tiempos.

El BIEN, es un concepto de gran amplitud y se ha expuesto y discutido en la ciencia Ética que es la encargada del estudio de este tipo de valores, los axiológicos, como algo subjetivo y muy relativo. Es decir, que lo que para muchos puede ser un gran bien, para otros tantos puede no serlo, y hasta puede ser su antítesis que es el mal.

Los actos humanos son una de una diversidad asombrosa, los hay insólitos y hasta increíbles, como son los casos de personas que sienten felicidad haciendo el bien a los demás sacrificando incluso el bien propio y el de los suyos.

Las conocidas frases de “hacer el bien sin mirar a quién” “es mejor dar que recibir” (que se interpreta como que es preferible estar en condición de dar que de pedir) “preferible sufrir una injusticia que cometerla”, etcétera, están inspiradas en las admirables doctrinas éticas de pensadores antiguos como los arriba mencionados, entre otros, que a su vez influyeron en la doctrina Cristiana siglos después, y que se han difundido y enseñado hasta nuestros días por Iglesias y Pastores religiosos, sin éxito, pues en la práctica es sumamente difícil acatar tales máximas, ya que se requiere para ello un alto grado de bondad y sobre todo de sabiduría para valorar esos actos y realizarlos de manera cotidiana.

Actualmente es muy conocida la reprobable conducta de padres que niegan dar alimentos a sus hijos, hecho este que aunque elevado a la categoría de delito no produce ningún efecto social correctivo.

También vemos como los aspirantes a la Presidencia de la República, al Senado y la Cámara Federal de Diputados, prometen terminar con el reparto inequitativo de la riqueza, cuando ningún dinero alcanza para acabar con la pobreza de millones de congéneres, principalmente porque es imposible –en estos sistemas injustos como dijo también el Papa Francisco.

Hemos visto también como el actual Papa Francisco, ha reprobado desde el inicio de su pontificado los lujos excesivos en que viven muchos ministros del culto, Obispos sibaritas mucho muy lejos de la humildad Franciscana que le inspiró a tomar ese nombre al Señor Vergoglio.

Y por lo que respecta al término COMÚN, se entiende que sea para todos, no para unos cuantos, como realmente sucede en los sistemas económicos y políticos injustos, tal y como los calificó el referido Prelado Francisco.

Volviendo a nuestro tema de entrada, si el fin de toda actividad política, de los políticos y de los partidos, es el BIEN COMUN, habían de empezar por ellos mismos; si los buenos políticos son los que consiguen grandes beneficios para sus pueblos, con vocación de servicio a los demás; los malos serían entonces los que buscan el BIEN PARTICULAR, el suyo propio.

En fin, hay mucho de que hablar, empezando por este mundo tan ingrato bajo la tiranía del dinero, en donde la mayoría de los políticos y sus partidos buscan el poder por el poder mismo, como enseñaban los antiguos Sofistas a los jóvenes de la aristocracia de su tiempo, y en el que ningún dinero alcanza para acabar con la pobreza de millones de congéneres, principalmente porque es imposible –en estos sistemas injustos como dijo el PAPA- darles llena de dinero a los sedicentes buscadores del BIEN COMUN. (Ejemplos hay muchos, en todos los niveles). Va.

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