José Ramón Álvarez: el que se sacó la rifa del tigre

Comentarios de la Bahía

• Servicios Públicos, la dependencia incómoda que nadie quiere: frente a la demanda social, no hay tregua

• Sin reflectores ni discursos, pero con la obligación de dar resultados visibles todos los días

Sin duda alguna, en el gabinete del presidente municipal de Bahía de Banderas, Héctor Santana García, hay perfiles que lucen más que otros. Algunos presumen recaudación, trámites, regularizaciones o estadísticas decorativas para el informe. Pero hay uno que, sin buscar cámara ni reflectores, está metido hasta el cuello en el pantano diario del reclamo ciudadano. Se trata del abogado José Ramón Álvarez, director de Servicios Públicos Municipales. Literalmente, se sacó la rifa del tigre.

Y es que en esta dependencia no hay glamour. No hay oficina con aire ni tiempos de café para redes sociales. Aquí no se negocian convenios ni se anuncian obras majestuosas. Aquí lo que hay son quejas, por basura acumulada, por luminarias fundidas, por plazas públicas llenas de maleza, por drenajes tapados y baches eternos. Y aunque suene repetitivo, esto no lo han aguantado muchos. Varios han pasado por esa silla sin pena ni gloria, rebasados por la rutina del reclamo social. Pero Ramón Álvarez ha podido con el paquete.

El propio alcalde ha hecho ajustes en su equipo —a veces, más con regaños que con diplomacia— para que los resultados sean palpables. Y ahí, entre tantos ajustes, el director de Servicios Públicos se mantiene firme, trabajando con lo que hay, que no es mucho, recursos limitados, personal reducido y demandas desbordadas. Pero supervisa, organiza, escucha y resuelve. No presume expedientes ni cifras, pero está en la calle. Y eso, en esta administración, pesa más que el discurso.

Es importante señalar que José Ramón Álvarez no está en esta posición por necesidad económica ni por ambición política. Es un empresario agrícola exitoso, un abogado con trayectoria que bien pudo haber estado en Desarrollo Urbano, en Jurídico, en el Registro Civil o incluso como Secretario del Ayuntamiento. Pero aceptó el reto de enfrentarse a la dependencia más complicada, porque es ahí donde se mide el temple del funcionario.

Y los hechos lo respaldan. Se han mejorado los tiempos y rutas de recolección de basura. Las luminarias que antes eran promesas, hoy iluminan calles y recuperan la confianza ciudadana en zonas que antes eran oscuras e inseguras. Se han rescatado plazas, se ha atendido el bacheo y se han organizado brigadas constantes de poda y limpieza. Los resultados son visibles, no necesitan pancarta.

El propio presidente Héctor Santana lo ha reconocido en sus conferencias semanales de “Rendición de Cuentas”. Lo ha dicho claro: el director de Servicios Públicos Municipales cumple con la filosofía de este gobierno: “Hechos para Servir”. Y no es poco decir, en tiempos donde las promesas rotas son la constante.

José Ramón Álvarez ha demostrado que el servicio público, cuando se ejerce con convicción, responsabilidad y decencia, puede dignificarse. En Bahía de Banderas, donde muchas veces lo urgente borra lo importante, hay funcionarios que siguen creyendo que servir es un deber, no un privilegio. Y eso, en estos tiempos, ya es mucho decir. Va.

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