El concepto de “Fast Fashion” ó “Moda Rápida”, es como su nombre lo indica, moda que nos arrastra rápidamente a la búsqueda de nuevos artículos para adquirir. Estamos envueltos en una carrera por comprar lo más nuevo, de las tendencias innecesarias, que las tiendas nos inducen a obtener.
En los últimos años hemos visto como nuestro armario empieza a ser insuficiente para los objetos que guardamos en él, y por otro lado la ropa, zapatos y o accesorios que antes duraban muchos años, ahora a las pocas lavadas empieza a tener un deterioro, ya sea en el color, la forma o la durabilidad de los tejidos. Esto se debe a que la colecciones en tendencia que nos presentan las grandes tiendas dedicadas a este tipo de productos, utilizan manufactura rápida y con materiales de baja calidad para poder ofrecerlas a precios muy bajos para el comprador, esto es básicamente ropa desechable.
En décadas pasadas los diseñadores dividian el año para lanzar sus colecciones en Primavera/Verano y Otoño/Invierno, según Daiana Mira en su artículo “¿Qué es el fast fashion y por qué está haciendo de la moda un negocio insostenible”, hoy día estamos bombardeados por miles de colecciones, cada semana los establecimientos reciben nuevas mercancías, para reabastecer sus estantes, y redecorar sus vitrinas.
Sustain your style en su artículo “El lado oscuro de la industria de la moda”, hace alusión a que en los países donde se producen, este tipo de productos, los salarios son raquiticos con condiciones laborales muy precarias y a veces inhumanas. Estos países generalmente se encuentran en el sur de Asia, (Bangladesh, India, Camboya, Indonesia, Malasia, Sri Lanka y China). Las pésimas condiciones de trabajo y el bajo salario, representan un problema ético, y un claro ejemplo de explotación, y violación a los derechos humanos, ya que se encuentra también la explotación infantil y el trabajo forzado.
Además de todos estos factores, el fast fashion, tiene una estrecha relación con la contaminación y el uso irracional de los recursos naturales. Antes del tratado de “Libre Comercio”, en nuestro país la ropa no era un bien desechable, se trataba de sacar el mayor provecho de la misma, pues una prenda podía ser usada desde el hijo mayor, hasta el más pequeño de la familia, y a veces heredada a los primos menores.
Las buenas costureras y sastres eran muy cotizados, se buscaban telas de la mejor calidad y diseños en revistas de moda, para que ellos confeccionaran, prendas exclusivas y duraderas para sus clientes.
Ahora México se ha convertido apartir de los años 90, en uno de los países más importantes para las marcas de esta moda. Según Jaume Molet (Continua la proliferación de centros comerciales en México), somos uno de los países de latinoamérica con más centros comerciales. Infobae, comenta que gran parte la ropa fast fashion que se vende en México, es tan contaminante como los popotes, las botellas de refresco y los cubiertos de plástico. Profeco ha advertido que muchos de los materiales utilizados para manufacturar estas prendas, son fibras sintéticas derivadas del petróleo, que pueden tardar cientos de años en degradarse.
El consumismo nos ha llevado a visitar cada semana los centros comerciales, para ver las novedades que encontramos en los escaparates, llevando con nosotros al menos una nueva prenda a nuestro clóset, que si somos sinceros, muchas veces quedará ahí, hasta que hagamos revisión de las prendas de ya no nos quedan, o ya pasaron de moda y en algunos casos saldrá de nuestra posesión aún con la etiqueta colgada, deberiamos reflexionar un poco y hacer un consumo responsible. Fashion Takes Action, es una asociación Canadiense sin fines de lucro que nos invita a seguir el modelo de las 7R´s (Reducir, rentar, resignificar, reparar, reusar, revender y reciclar), además de buscar prendas con materiales naturales y locales, marcas sustentables y evitar subirnos al tren de tendencias innecesarias, que nos afectan en todos los sentidos y aunque no lo creas también en tu bolsillo.
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