El Coronavirus, una mutación de un virus conocido, se ha convertido en la amenaza del año 2020, el cual ha infectado a 20 mil personas y ha cobrado 400 víctimas en China.
Su mortalidad es muy baja si se compara con otros virus como el de Gripe Aviar, donde la mitad de los enfermos murieron, aunque no se transmite de persona a persona.
En tanto el Coronavirus sigue expandiéndose en China, ya hay casos confirmados en otros países como Hong Kong con 15 casos, en Macao 8, en Taiwán 10, en el resto de Asia 96, en Europa 21, en América del Norte 15, en Australia 12 y en el resto del mundo 7. En Latinoamércia no se han registrado casos, pero parece que solo es cuestión de tiempo para que llegue a esta región del mundo.
En México un portador del virus estuvo en la Ciudad de México y luego se trasladó a Estados Unidos, donde fue diagnosticado con Coronavirus.
Se ha señalado un Mercado en la Ciudad de Wuhan donde se originó este virus, pero el calentamiento global también puede desentrañar amenazas para la humanidad.
Recientemente científicos de la Universidad Estatal de Ohio, de la Universidad de Nebraska y del Instituto Conjunto del Genoma del Departamento de Energía de Estados Unidos, realizaron excavaciones en el hielo que se derrite del casquete de Guliya (una de las capas de hielo más antiguas del planeta), en la meseta tibetana, en China.
Ahí descubrieron 28 nuevos virus que habían estado congelados durante 15,000 años.
Me atrevo a pensar que el Coronavirus no será una amenaza global para la humanidad, pero también es posible que los glaciares puedan guardar en sus entrañas virus potencialmente peligrosos que algún día necesariamente, volverán a ver la luz del día, y que el calentamiento global está despertando de su hibernación antes de tiempo.
No olvidemos que éste planeta es ante todo, una tierra de virus y bacterias.
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