La Audiencia de Barcelona condenó este lunes a 21 años y nueve meses de cárcel a un profesor de educación física de un colegio de los Maristas de Barcelona por cuatro delitos de abusos sexuales, pero descartó que actuara “protegido” por la institución religiosa.
El condenado, Joaquim Benítez, que durante el juicio admitió los hechos, fue condenado por su conducta “perversa y odiosa” entre los años 2006 y 2009, en los que abusó al menos de cuatro menores de entre 12 y 14 años, pero el tribunal señaló que no tiene la “certeza” de que la dirección del centro conociera sus conductas.
En su sentencia, notificada hoy a las partes, la sección 21 de la Audiencia de Barcelona condena a Benítez por cuatro delitos de abusos sexuales, dos de ellos de forma continuada, y le impone una indemnización de 120.000 euros, de la que es responsable civil subsidiaria la Fundación Champagnat, propietaria de las escuelas Hermanos Maristas.
El tribunal resalta que el entonces profesor de educación física de los Maristas cometió un hecho “perverso y odioso” que supuso la primera experiencia sexual de los cuatro alumnos -de entre 12 y 14 años-, lo que ha incidido “de forma permanente” en su vida y ha condicionado el desarrollo de su personalidad.
Tras la notificación de la sentencia, Benítez ha seguido en libertad, a la espera de si alguna de las acusaciones solicita una vista para que el tribunal decida si acuerda su ingreso en prisión.
Según la Audiencia, los hechos fueron cometidos “no sólo con abuso de superioridad por su condición de docente, sino en el mismo centro, con pluralidad de víctimas y en un período temporal amplio”, lo que pone en evidencia la “peligrosidad” de Benítez para ejercer de profesor, motivo por el que le inhabilita también durante trece años y ocho meses.
El tribunal destaca que el profesor, denunciado por una decena más de alumnos -aunque sus casos prescribieron-, aprovechó su “ascendencia” y “jerarquía” como profesor de educación física, así como la “confianza” que los alumnos tenían depositada en él, para usar su despacho, con camilla y lavabo, y abusar de ellos con la excusa de que iba a hacerles masajes cuando tenían algún tipo de dolor.
La Fiscalía pedía para el pederasta confeso 22 años de prisión y 14 de inhabilitación por los cuatro abusos a menores, mientras que el Gobierno catalán y el Ayuntamiento de Barcelona, que han ejercido la acusación popular, solicitaban 35 y 25 años de prisión, respectivamente.
Con información de Noticieros Televisa
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