*El Tercer Informe de Gobierno del petulante alcalde, quedará emblemáticamente registrada en la historia política de Bahía de Banderas. Este acto fue un listado de justificaciones, explicando las causas por no cumplir con sus compromisos de campaña
*Se va un Cabildo que fue sumiso y comprado con canonjías de todo tipo, con regidores que sin pena, ni gloria, ni orgullo, al igual que el Presidente, desempeñaron un pésimo y deficiente trabajo edilicio
*El alcalde no hizo ningún favor para “transformar” al municipio, ya que era su obligación frente a los demás, lo que realizó era lo menos que podía hacer, no es algo de reconocerle como “virtuoso”
Una imagen dice más que mil palabras, pero la manifestación cara a cara, que hizo el SUTSEM en el patio de la Presidencia Municipal, en la Sesión de Cabildo en donde el acalde José Gómez Pérez entregó su Tercer Informe de Gobierno, quedará emblemáticamente registrada en la historia política de Bahía de Banderas.
Y es que la inconformidad “sutsemista”, es clara muestra del desprecio social, la incompetencia, desfachatez, cinismo y falta de palabra del petulante alcalde José Gómez, quien presentó este “Informe de la Transformación” frente a no más de una treintena de invitados, en su mayoría funcionarios de su administración que fenece, a los que hizo nuevos riquillos de rancho, incluyéndolo a él, que era el jefe de esta cueva de ladrones, para luego irse solo, frente a una cámara y enviar un “mensaje al pueblo” vía redes sociales que nadie vio ni le interesó, que únicamente fue un listado de justificaciones para explicar las causas por no cumplir con sus compromisos de campaña.
A su lado tenía un Cabildo que fue sumiso y comprado con canonjías de todo tipo, con regidores que sin pena, ni gloria, ni orgullo, al igual que el Presidente, desempeñaron un pésimo y deficiente trabajo edilicio, dejando un Ayuntamiento desastroso y pobre, con un alto rechazo de las familias, de los empresarios, los ejidatarios, los comerciantes, los docentes y estudiantes, los colonos en los fraccionamientos, los turisteros etcétera.
Presumió millones de inversión en obra pública, con la salvedad que fueron tazadas muy por encima de su valor, para robar vía el “diezmo y el moche” de los constructores corruptos, que fue la forma en como se hizo rico, ya que la ostentación de los bienes y negocios que se le observan, no empatan con la sumatoria de su salario de alcalde, con todo y lo que haya ganado de “empresario bailero”, es “ratero pero no pendejo”, claro que saldrá bien en las auditorías, “ya no se puede robar del cajón” como antaño, es dinero lavadito el proveniente de la corrupción.
Lo que realizó era lo menos que podía hacer, no es algo de reconocerle como “virtuoso”, ya que a diferencia de las obligaciones éticas, las normas y ordenamientos jurídicos, además de deberes, son también deudas e imperativos obligatorios que deben cumplirse; José Gómez no hizo ningún favor para “transformar” al municipio, ya que era su obligación frente a los demás. Quedó debiendo, no pudo con el paquete.
Según el filósofo Manuel Kant, una conducta es buena, cuando concuerda no solo al exterior, sino interiormente con la regla ética; la simple concordancia externa, del proceder con la norma, carece de significado, ya lo que le da valor al acto no es el hecho aparente, (la acciones buenas y malas de José Gómez), que es la manifestación que puede ser captada por los sentidos, sino la rectitud del propósito.
Esto es que para la moral pragmática de Kant, la ética de las intenciones, lo que cuenta y es el elemento decisivo, es la “pureza de su voluntad”, lo que significa que cuando una persona ejecuta un acto de acuerdo con el deber, mas no por respeto a éste, su comportamiento no merece el calificativo de “virtuoso”, igualmente cuando un sujeto no tiene más intención que él cumplimiento de la norma, no preocupándose por las consecuencias de su actitud.
Para que una acción sea buena, a voluntad propia, debe de combinar su comportamiento moral y ético con la norma jurídica, que obre no únicamente conforme al deber que le impone la Ley, sino “por deber”, es decir, sin otro propósito que el cumplir con la exigencia normativa y del bien común. No hay valor moral de los actos efectuados por inclinación, aun cuando éstos produzcan efectos benéficos.
El proceder con la regla no determina la moralidad de la acción del sujeto, es “simple legalidad”, corteza que oculta o disfraza las verdaderas intenciones. Luego entonces la verdadera intención de José Gómez Pérez, según esta tesis del filósofo Kant, obviamente no era “hacer el bien y transformar” sino hacer negocios al amparo del poder, tal como lo hizo y es de conocimiento público.
Es obvio la riqueza que se le observa al concluir su periodo, no la tenía cuando llegó al cargo, actúo con dolo engañó a la sociedad, pero además a voluntad y conciencia, violó la norma jurídica y totalmente falto de ética en tanto a que con actitud “legaloide”, no cumplió los compromisos laborales con el SUTSEM.
Sin duda la manifestación del SUTSEM, en pleno informe es también una clara la comprobación de su desacato a la Ley, para no cumplir con su ordenamiento de pagar las prestaciones laborales de los trabajadores, a las que tienen derecho por Contrato Colectivo de Trabajo, que quedará en el ámbito del Derecho Subjetivo, porque fue interpretado a modo del Presidente Gómez y no conforme a la Ley Federal del Trabajo. Qué vergüenza. Va.
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