En San Juan
En San Juan de Abajo, radica una familia que vive el día de muertos de una forma diferente a la mayoría de las personas, pues durante el día permanecen junto a las tumbas de sus familiares fallecidos, en donde cocinan, comen y conviven incluso con amigos, actividades que demuestran lo que quieren y extrañan a sus familiares.
El padre de familia que amablemente accedió a compartir con DIARIO NOTICIAS su vivencia, dijo llamarse Héctor Manuel Vielma Jiménez, de 40 años de edad, quien acompañado por su esposa Lucía Haro García y sus menores hijos Eduardo, Vicente y Jessica, de 16,14 y 11 años de edad respectivamente, estuvieron todo el día junto a sus dos difuntos.
Los fallecidos son padres del jefe de familia, quien dijo que su papá de nombre Eduardo Vielma de La Torre, hace 8 años falleció de cáncer a la edad de 75 años, mientras que su mamá de nombre Manuel Jiménez Rodríguez, hace 13 años perdió la vida a la edad de 63 años a causa de la enfermedad del diabetes, ambos están juntos.
De acuerdo a lo que el señor Jiménez compartió con este medio y con todos sus lectores, la idea de vivir así el día de muertos es de su esposa, ya que ella es originaria de Mazatlán, Sinaloa donde se viven también de esta forma el día de muertos, en el cual acuden a quedarse a un lado de las tumbas de familiares y desde hace 4 años lo hacen.
Esta familia llegó como a las 11 horas al panteón de San Juan de Abajo para estar todo el día y parte de la noche junto a las tumbas de sus difuntos, tiempo en el cual cocinaron carne asada e hígado, el cual fue degustado por la familia y hasta la mascota Balto que los acompañó, un perro de siete meses, cruzado con Pastor Alemán.
Mencionó el señor Manuel, que por la tarde estarían conviviendo con los amigos en el mismo lugar, en donde estarían tomando algunas cervezas y recordando los bellos momentos que tuvieron con sus fallecidos cuando estos aun vivían, pero que por causa de las enfermedades graves se adelantaron en el camino y fueron a la presencia divina.
Dicha familia respeta mucho la forma en que otras familias viven el día de muertos, pero que ellos no se sienten agusto con el hecho de llegar a las tumbas de los deudos, y solo dejar las coronas o las flores, sino que con tiempo arreglaron ellos las tumbas de sus padres y que el mero día se quedaron junto a ellos al menos diez horas.
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