La historia inicia en el poblado de San José del Valle donde un menor de edad llega a su casa con sus manitas y dedos en malas condiciones físicas, pelados y con la piel muy delgada, además entre sus manos con unos pesos, por lo cual la madre le pregunta ¿de dónde sacaste este dinero?, a lo que el niño responde “lo gané trabajando con el señor Sergio, ahí en la bodega Vargas, trabajé pelando camarón”.
Por lo que la inconformidad de la madre de familia la llevó a indagar qué estaba pasando ahí, lo más triste fue encontrar, no uno o dos niños, sino muchos de ellos en dicha bodega de la pescadería trabajando en condiciones insalubres, perjudiciales a la salud, y niños desde aproximadamente 7 años en adelante, que son contratados por el dueño de este lugar.
La Ley de Erogación para la Erradicación del Trabajo Infantil, señala varias acciones que son producto del maltrato infantil y de sus peores formas, según el articulo 8 de acuerdo con el Convenio No. 182 de la OIT, las actividades siguientes son parte de lo mencionado; a todas las formas de esclavitud o las prácticas análogas a la esclavitud, la servidumbre por deudas y la condición de siervo, y el trabajo forzoso y obligatorio, incluido el trabajo que, por su naturaleza o por las condiciones en que se lleva a cabo, es probable que dañe la salud, la seguridad o la moralidad de los niños y adolescentes.
No obstante el señor Sergio atribuye que es un favor que les hace a la sociedad, a estos niños y sus familias, pues “gracias a este trabajo” ellos pueden tener pan, calzado y vestido, además que destaca son algunas madres que también laboran ahí, quienes les llevan a trabajar; no obstante la misma ley mencionada líneas arriba es clara, aplica también para padres de familia según el articulo 321, que destaca que los Estados reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social.
Todo esto conlleva a pensar que hay una presunta explotación laboral infantil, pues además del trabajo que se ofrece a estos menores en San José del Valle, que además deben formar filas desde las 04:00 y 05:00 de la madrugada para alcanzar lugar y así escoger de parte de quien les contrata y tomar los mejores y más eficientes niños, pues el pago es de 2 pesos con 5 centavos el kilo de cabeza una vez que esta pelado, es decir que para recabar tan 200 pesos, deben tener 100 kilos de cabeza de camarón, que van acumulado en una cubeta y posteriormente se pesa, de ahí el pago al día.
Finalmente cabe mencionar que según otros trabajadores adultos que trabajan en dicha bodega de pescado y mariscos, ya que por la necesidad, su estado de salud y su edad les es más fácil trabajar en dicho establecimiento, aun cuando sea mal pagado, y aunque ya terminó el tiempo del camarón, filetean pescado, y para sacar sólo 200 pesos; además no tienen ninguna seguridad social ni prestaciones, aclaran trabajadores.
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