Atajadón de Barovero, gol de capitán Nico, diana de esperanza ‘in extremis’ de Gignac.
Rayados de Monterrey tuvo dos momentos para liquidar a Tigres y los aprovechó: Nicolás Sánchez, con un cabezazo y un penal; mientras, Marcelo ‘Trapito’ Barovero, con atajadas clave.
Mención especial para Rodolfo Pizarro, quien puso el ritmo del futbol de Diego Alonso en el campo; del otro lado, André Pierre Gignac, a medio gas, solo vio 45′, donde se llevó una atajada de pura vida ante ‘Trapito’, que valió una corona.
Rayados puso pronto el 1-0, como en el volcán, cortos marcadores que, en el pasado más reciente, hubieran sido de sentencia, pero en esta oportunidad las líneas funcionaron como máquina; atrás un muro, en medio un engranaje bien aceitado y en delantera, un hombre de defensa que salió con el puño en alto.
Al 25′, Nicolás Sánchez puso su doblete de final, de penal, una falla de ‘Chaka’ Rodríguez sobre el motor regio: Rodolfo Pizarro.
Fin del primer tiempo y Ricardo Ferretti mandó su resto: André Pierre, a medio andar, solo con la calidad, exigió a ‘Trapito’, quien dejó una pintura épica bajo los tres palos. Manotazo, abajo, de zurda, lastimado, pero dejando su meta en cero, un gol invisible pero tangible, porque valió la corona y apagó el ímpetu Tigre.
Pero ese ímpetu no se apagó nunca y André Pierre puso corazón, vida y calor.
Una cereza de pastel se iba a gestar, pero el inesperado héroe apareció: el travesaño dijo no a un tiro de Rogelio Funes Mori, quien se avivó tras una mala salida de Nahuel Guzmán.
Fin del tiempo, fin de una maldición de coronas (al menos en el plano internacional) para Rayados. La Liga de Campeones Concacaf se quedó en el Gigante de Acero, ese que ya encontró bálsamo contar el rival de la ciudad: 1-1 (2-1 Global).
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