Los cambios progresistas deben ser sin “guerra sucia” en las redes sociales

 

Entramos prácticamente en la antesala del clímax en la lucha político-electoral por alcanzar los cargos públicos en disputa para este 2018, la Cámara Federal, el Senado y la Presidencia de la República, algunos Estados; tanto ciudadanos partidos políticas y organizaciones, ya están operando para esta contienda, adhiriéndose a proyectos, promoviendo a sus candidatos, o con la simple opinión, que es muy libre y válida, que debe además ser respetada mutuamente, ya sea que se exprese verbalmente en corrillos o través de comentarios o artículos periodísticos en los medios de cada región, ahora en el nuevo fenómeno de la comunicación social que arrojan las redes sociales del internet, pero desafortunadamente es la denostación contra el adversario, las campañas sucias las que fluyen, principalmente contra quien se considera “el puntero”.

Esto último tiene más resonancia y riesgo por la responsabilidad que asume el comentarista profesional, que es el que escribe por obligación laboral, lo que no le quita que tenga sus preferencias y su ideología, y que está más expuesto a ser blanco también de críticas y ataques por lo que expresa. Los articulistas o comentaristas de ocasión, son los que sólo en los tiempos de “guerra política”, meten su pluma a remojar y sacan a relucir también sus dotes de redactores como sus intereses personales, como única motivación para inclinarse por tal o cual partido o candidato.

El interés social es secundario para estos “opinadores” que abundan en las redes, la mayoría de las veces arropados por la sombra del anonimato, aunque aquí dudamos que las redes sociales influyan en el grueso del voto ciudadano, aún no somos un país desarrollado en donde en cada hogar, en donde cada ciudadano tenga una aparato conectado al internet, como en Estados Unidos, Alemania, Canadá, Japón, Portugal, Inglaterra o España, en donde las redes sociales son fundamentales para la conducción de la opinión pública; es un reducido sector de cibernautas los que se interesan por cuestiones políticas en las redes sociales.

La lucha política es una forma de enfrentamiento en la sociedad humana, la económica y la ideológica son otras formas que también existen y se dan de manera permanente, aunque no lo parezca o no se vea, pero en la competencia electoral se reflejan estas tres formas de combate social, que se reduce a dos grandes bandos o campos, que han existido siempre, desde que la sociedad se dividió en explotadores y explotados; en dueños y esclavos, de hecho en el capitalismo únicamente existen dos clases sociales, los dueños del capital y la clase trabajadora, en sus diferentes niveles.

Hasta la fecha, los hombres han luchado siempre, unos por sacudirse el yugo y vivir mejor. Los otros, por mantener sus privilegios, su dominio, sea político, económico o ambos que van juntos casi de la mano. Todos son “luchadores sociales”, como tanto les gusta llamarse y auto-proclamarse, unos por cambiar para mejorar sus situación de “jodidos” otros para que las cosas se mantengan, ¡o que cambien, vamos!, pero sólo en apariencia.

La modernidad democrática, debe serlo de tal modo que los cambios sociales progresistas lleguen sin violencia, de ningún tipo, ni siquiera la “guerra sucia” en las redes sociales, ni derramamiento de sangre, la democracia electoral es el primer paso, aunque también tenga sus dificultades y sus imperfecciones, pero es un proceso que avanza en México en el cual debemos confiar en las elecciones, ya que gastamos miles de millones de pesos para que se lleven a cabo.

Esto se refleja en que se ha pasado paulatinamente del monopolio político y la retención de los cargos públicos importantes por largos períodos, a la pluralidad y la apertura, a la alternancia en el poder, aunque esto no signifiquen verdaderos cambios sociales; palabra ésta tan dados a proclamar los políticos que buscan la sustitución de personas en el gobierno, pero nada más; el PAN en el gobierno ofreció estos cambios, duraron 12 años al frente del país, con Vicente Fox y Felipe Calderón, pero esos cambios no se reflejaron en la mesa de los mexicanos, como no se ven reflejados ahora am 5 años de que el PRI recuperó el poder.

No cualquiera es un luchador social, se requiere de entrega permanente, de renuncia a la comodidad, y hasta de sus bienes propios, espíritu de justicia social y otras virtudes cívicas, que muchos de los que andan en las lides políticas por medro personal están muy lejos de tener o de sentir. No debe confundirse al individuo altruista con el luchador social. Aquel se desprende algo de lo mucho o poco que tiene para darlo a los que carecen de todo. A veces también apoya las causas populares, con sus bienes.

Todo este proemio viene a este editorial, por los diversos comentarios en las redes sociales de los partidarios de unos y otros, ofendiéndose, descalificándose, las propuestas son lo de menos, resaltando infinidad de calificativos negativos contra los adversarios de sus candidatos, o sus simpatizantes, lo que ha propiciado el encono y división social, eso no es democracia, es intolerancia para quien no piensa igual.

Esto ha sido principalmente impulsado cobardemente por algunos actores políticos, que creen que las redes son la herramienta para destruir, ganar y posicionarse, que dan instrucciones a sus fanáticos corifeos, que se esconden bajo perfiles falsos en las redes sociales, con los que atacan y ofenden, pero sin dar la cara. Va.

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