A estas alturas ya es un cliché de las películas románticas, pero es cierto: vino y chocolate crean una de las mejores combinaciones de alimentos que existen. No hay nada mejor que volver a casa después de un día largo y sentarse a ver Netflix con una copa de vino en una mano y una barra de chocolate en la otra.
Es un placer hedonista que nos hace felices, pero que también puede tener grandes beneficios: comer chocolate libera endorfinas en nuestro cerebro, la hormona que nos hace sentir euforia. Pero, aparte de lo que ya conocíamos, los dulces y los vinos también tienen el poder de hacer algo que desconocíamos: prevenir las arrugas.
La mejor combinación
Según un estudio publicado en el diario BMJ Cell Biology, los chocolates y el vino contienen químicos que pueden rejuvenecer las células viejas. La investigación se basó en el hecho de que, cuando las personas envejecen, las hebras de ADN pierden sus «telómeros», que actúan como protectores de los cromosomas. Así es como las células, con el tiempo, pierden su habilidad de repararse a sí mismas y, en consecuencia, envejecemos.
Estudios anteriores establecieron que hay una clase de genes llamados factores de empalme, que se van apagando a medida que pasa el tiempo y que son esenciales para que las células puedan responder a los desafíos en el ambiente y funcionar con toda su capacidad. Las células senescentes son aquellas que tienen menos genes de este tipo y son, generalmente, encontrados en los cuerpos de las personas mayores, esto explica también por qué, cuando envejecemos, nuestros órganos se vuelven más frágiles.
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