COMBATIR LAS CAUSAS DE LA DELINCUENCIA ES LA SOLUCIÓN A LA INSEGURIDAD

*El narcotráfico no tiene su origen en una situación política, es un fenómeno de la delincuencia organizada en el país, no distingue colores de partidos, los “narcos” agarran parejo para corromper gobernantes de todos los partidos, casos hay muchos en todo México.

*Elevar el nivel de vida de la población, con mayores oportunidades para la juventud, como única alternativa para aminorar la tentación de dedicarse a las actividades ilícitas de obtener dinero fácil, que les representa el narcotráfico.

*La delincuencia organizada tiene cimientos más complejos que darle vuelo a declaraciones cuando suceden hechos delictivos, lo más fácil, es decir que tal o cual presidente o gobernador no hace nada.

Para darle solución a un mal, hay que combatir las causas que la provocan, al igual que cuando se acude con el médico para que haga un diagnóstico de nuestra salud, que después de plantearle los síntomas, hará su prescripción suministrando las sustancias o los estudios clínicos necesarios para corregir el mal.
Estas reflexiones ya las hemos hecho anteriormente, hoy nuevamente las ventilamos, en el marco de la cruenta lucha entre bandas de la delincuencia organizada por el control de la plaza del narcomenudeo, que tienen azolada a la capital Tepic, que por cierto es gobernada por el PAN-PRD, pero que algunos políticos miopes y “opinadores” “feisbuqueros”, asocian como culpables de este fenómeno a las autoridades.
Pero el narcotráfico no tiene su origen en una situación política, es un fenómeno de la delincuencia organizada en el país, que no distingue colores de partidos, el poder de los “narcos” para corromper políticos no es exclusivo, arremangan parejo con gobernantes de todos los partidos, incluyendo del PRD, MORENA y del PAN, casos hay muchos en todo México.
Esta crisis de seguridad se hubiera dado con Veytia o sin Veytia, con Roberto Sandoval o sin él. Los asuntos de su «Comisión de la Verdad», ciertos o falsos, no tienen que ver con la lucha entre narcos. El supuesto entendimiento entre delincuentes y la Fiscalía, es un caso particular de Nayarit, sujeto a investigación y que tendrá que comprobarse.
Y es que estos políticos “antipriístas” que son muy protagonistas, acusando a Notarios, Jueces y Magistrados, de pertenecer a una red de corrupción, tan solo porque alguna vez se les vio en la Fiscalía o tienen alguna fotografía en un acto oficial. Todo el mundo tenía relación institucional con el ex Fiscal Edgar Veytia porque era funcionario púbico, el propio Gobernador electo Antonio Echevarría lo elogió más de alguna ocasión en declaraciones a los medios de comunicación.
Las investigaciones reales contra los capos, las lleva la Marina y la PGR, no las policías de los Estados, incluso es obvio que quienes brindaron información y entregaron al ex Fiscal fue el propio Gobierno Federal del PRI, por lo que es una total irresponsabilidad acusar a las autoridades por la guerra entre delincuentes, con un claro protagonismo de continuar politizando la lucha contra la delincuencia. Creo que al asumir el poder el próximo Gobernador Antonio Echevarría García, los asesinatos y levantones continuarán.
El gobierno federal le ha declarado la guerra a la delincuencia organizada desde el sexenio de Felipe Calderón, pero aquí sostenemos que indiscutiblemente la solución se encuentra en combatir sus causas, como lo son la falta de oportunidades para los jóvenes, la violencia intrafamiliar que produce potenciales niños que después serán delincuentes, el destinar mayores recursos a la educación en todos sus niveles, construyendo más aulas, bibliotecas, laboratorios.
Mejorar las condiciones salariales de los trabajadores, autorizar más plazas para los profesores de todos los niveles educativos, desde el prescolar hasta la educación superior, fomentar espacios para la práctica deportiva, cultural y de esparcimiento familiar, mejorar la administración de justicia y del sector salud, con más hospitales de especialidades, sin escases de medicamentos, empleos bien pagados, salud, educación, comida, vivienda digna para la gente.
Cobra actualidad el símil y la terminología de Herbert Spencer, quien comparó a la sociedad con un organismo viviente, con todas sus funciones, necesidades y complejidades bio-psico-fìsicas, y conforme a esta teoría, no es exagerado decir que en este sentido de la patología social, esta enfermedad ya no tiene remedio, como algunas que conocemos como la diabetes por ejemplo, o las mismas adicciones, que son las que originan este gran deterioro social, pero que pueden ser controladas hasta el grado de que quien las padece pueda llevar una vida casi normal.
El problema actual más álgido de México, es sin dudarlo, la guerra contra el poder del narcotráfico que ya ha contaminado a regiones de Estados otrora tranquilos como Nayarit; de tanta información que existe por todos los medios sobre esta epidemia social incluyendo rumores y falsas alarmas, que se esparcen rápidamente por las redes sociales y el internet.
Es innecesario explicar la dimensión y la gravedad de este cáncer que ha minado en alto porcentaje el organismo social y las instituciones del Estado, propagándose y destruyendo las células y el tejido nuevo, que viene a ser el sector juvenil de las comunidades en sus diferentes niveles económicos, sociales, culturales; pues sabido es que las adicciones –que son la clave y /o el combustible para que funcione y se fortalezca ese poder maléfico- no respetan edades, género, nivel social ni cultural.
Dada la complejidad de la combinación de factores que impelen a los seres humanos el autodestruirse, mediante el consumo de esas substancias conocidas como drogas, se requieren soluciones. Lo más fácil es exigirlas al gobierno, seguridad –dicen- para un Estado confiable para los inversionistas; tranquilidad –claman otros muchos- para la convivencia humana y el desarrollo del turismo como fuente de divisas y empleos. El gobierno requiere también de mayores recursos, que obtiene vía aumentos y creación de impuestos, pero no se le ve remedio en el corto plazo a este terrible mal social que tiene ya aterrorizada gran parte de la comunidad nacional.
Si ya se le apostó al combate contra el narcotráfico cuerpo a cuerpo a través de las fuerzas del Estado, y el problema sigue creciendo como una conflagración, con una reacción de extremada violencia y terrorismo contra la población civil, haría bien el Gobierno Federal modificar sus estrategias de combate en esta guerra, si así podemos llamarle porque no es otra cosa lo que estamos viviendo.
Esto es, canalizar todo ese arsenal de recursos empleados hacia una campaña sin cuartel contra la ignorancia, intensificando la cultura de la prevención en las nuevas generaciones, incorporando a los planes de estudios el conocimiento de las drogas de todo tipo, las adicciones, sus causas y efectos en el organismo; campañas de información y prevención por todas partes, igual como se hizo y se hace ante los brotes de otras epidemias, como la influenza.
Evitar la contaminación de los jóvenes sanos y tratar de controlar a los adictos reconocidos, previniendo para el futuro, porque indiscutiblemente que es mejor que lamentar, ya lo estamos viendo. No está fácil, y es a largo plazo, pero la actual guerra contra el narcotráfico tampoco es cosa sencilla, y no se le vislumbra que pueda tener final feliz y menos en el corto plazo.
Igualmente, los padres de familia, por más trabajo que tengan que les provoca altas cargas de estrés, por lo que no tienen tiempo de atender a los hijos, esto lo vemos a diario con nuestros propios vecinos, en donde los niños desde que son pequeños, andan al garete, sin nadie quien los cuide, se hacen adolecentes, y es cuando empiezan los problemas, la educación y la prevención comienzan en el seno familiar, cuidemos a nuestros hijos, para que no caigan en las redes de las adicciones y por lo tanto en las redes de la delincuencia.
La delincuencia organizada tiene cimientos más complejos que darle vuelo a declaraciones cuando suceden hechos delictivos, lo más fácil, es decir que tal o cual presidente o gobernador no hace nada. Elevar el nivel de vida de la población, con mayores oportunidades para la juventud es la única alternativa, para ir aminorando la tentación de dedicarse, por obtener dinero fácil, a las actividades ilícitas que les representa el narcotráfico, el secuestro, la extorsión, el robo etcétera. Va.

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