Bahía de Banderas tiene hoy un rumbo claro. Y no es casualidad. Desde el primer día de su administración, Héctor Santana se propuso algo que pocos presidentes municipales logran: mantener el ánimo de la gente y al mismo tiempo generar confianza entre los empresarios, constructores e inversionistas. Su gestión no ha sido un ensayo político, sino una obra en marcha, con resultados que se ven y se sienten en las calles, en la seguridad, en la limpieza y aunque en la atención ciudadana le falta pulir los detalles con los directores, hay buena recaudación.
A diferencia de otros gobiernos que improvisan o se desgastan en conflictos internos, Santana ha construido un gobierno de obra y de equilibrio. La prueba está en las calles pavimentadas, las banquetas, los caminos, los parques y las luminarias no son promesas en el aire, son hechos que están transformando el paisaje urbano y rural del municipio. Tal vez su mayor mérito ha sido mantener un clima de estabilidad puesto que los empresarios continúan invirtiendo, los desarrolladores confían, y la ciudadanía percibe un liderazgo sólido, firme, pero cercano.
Hoy, Bahía de Banderas se coloca como uno de los municipios mejor posicionados del país, no solo por su desarrollo económico y turístico, sino por el estilo de gobernar de Héctor Santana: natural, transparente y con visión de largo plazo. En tiempos donde la improvisación política abunda, la gente reconoce el valor de un presidente municipal que no especula, sino que trabaja. Por eso, el ánimo popular se inclina hacia que Héctor Santana continúe al menos tres años más, para consolidar el municipio que todos merecen.
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