Plumazo
Héctor Santana inaugura la calle Independencia en San Vicente
Cuando un gobierno pavimenta con hechos y no con discursos, hasta el cemento huele diferente. En San Vicente, Bahía de Banderas, la calle Independencia dejó de ser un lodazal con baches para convertirse en una vialidad digna. Son 250 metros de pavimento hidráulico, banquetas, machuelos, boyas, y sobre todo, justicia postergada que ahora se vuelve paso firme. Y no, no fue con deuda, sino con 8 millones de pesos de recurso propio, sin inflar facturas ni meter contratistas fantasmas.
Héctor Santana no llegó a inaugurar con tijera y sombrero prestado. Llegó con el respaldo de una comunidad que llevaba años exigiendo lo que le corresponde. Y lo dijo sin pelos en la lengua: “Tarde se me hacía para traerles la justicia”, dijo el alcalde a los ciudadanos presentes en esta inauguración. Así, sin rollos. En nueve meses señaló que ha construído más obras que todas las administraciones anteriores en tres años. Y no lo presume, lo muestra con estas acciones.
Advirtió, también, a su equipo de gobierno «aquí se viene a servir, no a servirse. Nada de que se les suba, no olviden que el pueblo manda, sean humildes y no se aparten de los principios de no robar, no mentir y no traicionar”, no como slogan de campaña, sino como obligación moral.
San Vicente ya no brincará charcos ni esquivará baches. Y si sigue este paso, lo de Santana no será gobierno: será transformación con botas puestas y manos callosas de tanto inaugurar justicia. ¿Así o más claro? Va.
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