En Bahía de Banderas, el nombre de Héctor Santana se repite con frecuencia entre pasillos, redes sociales y plazas públicas. Pero más allá de los discursos, las fotos en rendiciones de cuentas o los recorridos por calles recién rehabilitadas… ¿realmente está haciendo un buen gobierno?
Las audiencias públicas organizadas por su administración, donde el alcalde escucha directamente a los ciudadanos, parecen ser un buen ejercicio de cercanía y atención. ¿Pero cuántas de esas solicitudes realmente se resuelven? ¿Hasta qué punto se convierten en promesas o de participación ciudadana?
Las cifras que presume el gobierno son alentadoras: luminarias reparadas, toneladas de basura recolectadas, obras de agua potable, apoyo al campo. ¿Pero quién verifica que esas acciones lleguen a todos los rincones del municipio? ¿Y por qué siguen existiendo quejas en colonias ni servicios básicos?
Las rendiciones de cuentas buscan dar transparencia, pero ¿son realmente completas? ¿Incluyen los problemas o sólo los logros? ¿Dónde queda la autocrítica?
Héctor Santana, sin duda, ha sabido capitalizar su imagen como un presidente cercano al pueblo. Sin embargo, el verdadero juicio lo hará la gente, no con aplausos en eventos oficiales, sino con la experiencia diaria en sus colonias, con las obras que entrega, la calidad de su atención y por supuesto de sus funcionarios.
¿Hace un buen gobierno? Pero la pregunta sigue abierta… y las respuestas deben venir no de los informes, sino de la calle.
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