Comentarios de la Bahía Por Nayar Araiza López: «Ley Antichapulín» del PRI: la necesaria vacuna contra el transfuguismo político

El reto de un priísmo depurado de “saltimbanquis”

Le semana pasada, el PRI en Nayarit, trató un tema importante en el escenario político nacional, la propuesta denominada “Ley Antichapulín”, impulsada a nivel nacional por la diputada federal del tricolor Abigail Arredondo Ramos, que no solo parece necesaria sino imprescindible. Y es que la dirigencia estatal del tricolor encabezada por Sofía Bautista Zambrano, junto con su única diputada local, Paola Vargas Arciniega manifestaron públicamente su total respaldo a esta iniciativa, cuya finalidad es poner freno definitivo a la vergonzosa práctica del transfuguismo político; fenómeno conocido coloquialmente como “chapulineo” o, mejor dicho, vulgarmente “saltimbanquismo” político, esto porque no pocos regidores, legisladores locales y federales, senadores, brincan de una bancada a otra.

La sustancia de esta iniciativa es que con esta medida, se aseguraría que quienes llegan a un cargo de elección popular por la vía plurinominal tendrían que mantener una fidelidad mínima a los colores que los impulsaron. De lo contrario, la ley obligaría a estos legisladores a entregar la posición a otra persona que realmente esté comprometida con el partido político que lo propuso, ya que sus candidaturas son por la voluntad del partido político y no necesariamente representan un respaldo directo ciudadano.

Este “saltimbanquismo” afecta a todos los partidos, incluyendo a los aliados de MORENA, que postulan personajes por negociaciones, ya que “los lugares están llenos” y terminan siendo postulados por el Verde o PT, pero luego de un tiempo como buenos trapecistas cambian de partido, dejando colgados a quien los postuló.

Ejemplos recientes de traiciones políticas abundan. Basta recordar el caso del diputado nayarita Armando Vélez, quien después de proclamarse fervoroso defensor del PRI, fiel discípulo y escudero del exsenador, exdiputado federal y exalcalde de Tepic, Manuel Humberto Cota Jiménez, (líder moral priísta) decidió dar el brinco hacia el Partido Verde, organización que dicho sea de paso, parece haber encontrado su nicho de mercado en la recolección de expriístas “ilustres”, como la exdiputada federal y ex senadora Hilaria Domínguez Arvizu, por solo mencionar dos casos de los que ahora engalanan las filas verdes en Nayarit.

En una de sus conferencias de prensa, acompañada por su comité estatal y la diputada Paola Vargas, la dirigente partidista Sofía Bautista expresó claramente el malestar generalizado de su partido ante estos actos de deslealtad, precisando que se trata de prácticas que dañan la esencia democrática del sistema electoral, pues los cargos de representación proporcional no son premios personales, sino compromisos institucionales con el partido político que los postula.

La dirigente priísta no exagera. Es verdad, los diputados conocidos como “pluris” llegan al poder gracias al porcentaje obtenido por su partido en una elección. En la boleta, estos nombres ni siquiera figuran directamente frente al elector, sino en una lista al reverso. Por lo tanto, moralmente hablando, su posición es indudablemente una representación institucional de partido, no un botín personal para comerciar según sus intereses particulares.

Lo afirmado por Bautista Zambrano, secundada por Paola Vargas es incuestionable, esta conducta política mezquina es, además de inmoral, profundamente antidemocrática y ofensiva para los ciudadanos que, a través de sus votos, dan sustento económico y político a los partidos. Por su parte la diputada Vargas Arciniega precisó con acierto que esta iniciativa busca reformar varios artículos constitucionales (52, 54, 56, 11 y 122), para asegurar que la representación partidista se respete hasta el final del periodo legislativo.

Reconocimiento merecen estas dos mujeres líderes, que hoy hacen esfuerzos y se plantean el reto de resucitar a un PRI nayarita que quedó al borde del colapso, tras décadas de vicios, compadrazgos, corruptelas y traiciones, de todos esos que hoy ya no están en el partido que les dio todo, por lo que el tricolor parece haber iniciado, una necesaria autocrítica para depurarse de figuras tóxicas, oportunistas y politiqueros de oficio, que al verse con el agua al cuello, huyeron como ratas del barco hundido, pasándose principalmente en el nuevo refugio político, el partido oficialista MORENA y a su aliado el Partido Verde, al que también se llevaron consigo las mañas del “viejo PRI”.

Lo cierto es que, más allá del nombre, la esencia de la propuesta es clara: los cargos de representación proporcional deben ser de partido, no de individuos que los usan como trampolín. A ver si así, por fin, nuestros políticos aprenden que la dignidad, congruencia y agradecimiento son valores fundamentales en la política y no simples accesorios que se usan y desechan según la conveniencia personal. Por eso, la «Ley antichapulín» del PRI, es una necesaria vacuna contra el transfuguismo político. Por cierto, que culpa tiene los “chapulines” insectos que contribuyen al equilibrio en la naturaliza. Va.

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