Los cien días de Héctor Santana

• Ahora viene lo más difícil: sostener la marcha y continuar convirtiendo las promesas en realidades tangibles, porque el pueblo tiene memoria, pero también sed de justicia y hambre de resultados

Cien días de gobierno se dice fácil, para no pocos alcaldes, apenas superando las curvas de aprendizaje, tiempo suficiente para ajustar su posición política, ubicando las palancas del timón para no perderse, recién saliendo de hacer acuerdos con sus regidores para la aprobación de sus Leyes de Ingresos y Presupuestos de Egresos, no exentos de “estira y afloja” como en la capital Tepic; otros saliendo del estrés de haber conseguido préstamos para pagar aguinaldos, deudas a proveedores que les heredaron, para no pocos tampoco fue su gran prueba de fuego.

Pero en Bahía de Banderas, Héctor Santana García ha dejado claro que llegó para gobernar con firmeza, honestidad, transparencia, eficiencia, eficacia y una contundente visión que privilegia al pueblo. Desde el día uno, Santana asumió el reto con una combinación de energía renovada y una narrativa que pone en el centro al pueblo, cada lunes hace audiencias ciudadanas, los miércoles puntualmente se reúne con la prensa en lo que denominó “Rendición de Cuentas”, en donde junto con sus funcionarios, informa de los hechos y acciones de gobierno de la semana concluida.

Desde su toma de protesta el Presidente Municipal Héctor Santana, repite su adhesión a los valores que lo llevaron al poder municipal: no mentir, no robar y no traicionar, aunque es común que las palabras se las lleve el viento, con frases armadas y conjugación adjetivos, apegados al guion del discurso de MORENA y la Cuarta Transformación, en estos primeros cien días se ha constatado hechos y acciones de gobierno tangibles que respaldan sus dichos.

La política municipal suele ser un terreno complicado, lleno de expectativas, limitaciones presupuestales y una maraña de intereses particularmente en el terreno de la construcción de desarrollos turísticos y habitacionales, que en el pasado han dado pie a la corrupción, sin embargo, Santana parece haber entendido que la transparencia no es negociable, sino pilares de un gobierno que aspira a transformar; reiteradamente mantiene su posición de que en su gobierno ningún funcionario “va a robar” invitando a los ciudadanos a denunciar hechos de corrupción, que ha confirmado “no serán tolerados”.

Las acciones de Héctor Santana García, han estado enmarcadas en un constante diálogo con los sectores sociales, demostrando que el liderazgo no se ejerce desde un escritorio, sino desde la calle, escuchando de frente a quienes viven y sufren los problemas, ya que gobernar un municipio con una dinámica turística y rural como Bahía de Banderas exige articular intereses diversos, en este contexto la cercanía con productores locales, empresarios y habitantes de colonias históricamente rezagadas, demuestra un compromiso con las necesidades de todos, desde el poder económico hasta las necesidades de los más vulnerables.

La coordinación con el gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero y Luis Ernesto Munguía, Presidente Municipal de Puerto Vallarta, han sido claves; seguridad, movilidad y turismo, son grandes pilares de una colaboración que beneficia a todos, que al trabajar en conjunto con estos aliados estratégicos, Héctor Santana ha dejado claro que no hay cabida para egos ni protagonismos, la relación institucional puede ser más poderosa que el individualismo político.

El pueblo no espera milagros, pero sí acciones que generen impacto inmediato en su calidad de vida, por lo que el gran desafío de Héctor Santana será mantener el ritmo, consolidar los proyectos iniciados y, sobre todo, no sucumbir a las tentaciones del poder, ya que la honestidad que ha sido su bandera de lucha, no solo es un principio, sino una herramienta para construir confianza, el tiempo será el mejor juez de su administración.

Pero si algo nos queda claro, es que el Presidente Héctor Santana García, ha decidido caminar del lado de la gente, con un discurso de esperanza y un actuar de congruencia, en un tiempo donde los políticos suelen olvidar su origen, algo que el alcalde siempre presume. Ahora viene lo más difícil: sostener la marcha y continuar convirtiendo las promesas en realidades tangibles, porque el pueblo tiene memoria, pero también sed de justicia y hambre de resultados. Va.

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