• Encadenamiento productivo: la clave para el desarrollo regional y los productores locales
• El turismo debe ser el detonante y no la única solución ya que por sí solo no genera las condiciones para un verdadero crecimiento económico
• El reto para el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero es inmenso a la mitad de su gobierno
• El presidente municipal Héctor Santana García, enfrenta grandes expectativas para coadyuvar a incentivar al sector primario
En los últimos años, Bahía de Banderas ha experimentado un auge significativo en el turismo, convirtiéndose en uno de los destinos más visitados y con mayores niveles de inversión en México, pero la realidad es que este crecimiento, no se ha traducido en beneficios para todos los sectores de la economía local, específicamente el sector primario que es la agricultura, pesca y ganadería, que han quedado rezagados, puesto que es palmario que los insumos alimentarios que consumen hoteles y restaurantes de la industria turística, provienen de otras regiones o incluso del extranjero.
Ante la falta de una planta productiva real, el comercio y el turismo, dependen de la importación de insumos para funcionar, esta situación encarece los productos, lo que explica el por qué en las zonas turísticas como Bahía de Banderas y Puerto Vallarta, los bienes de consumo, las rentas y las casas habitación son notablemente más costosos que en el resto del país, por lo tanto para Nayarit y Bahía de Banderas, el turismo no debe seguir siendo la única prioridad, más bien, debe ser detonante para impulsar la producción del sector primario y generar las condiciones para un verdadero crecimiento económico.
La solución: el encadenamiento productivo
Una estrategia clave es necesario incentivar el encadenamiento productivo, que significa garantizar que los insumos de la industria turística provengan de productores locales, fortaleciendo las cadenas de suministro de la región, esto implica brindar financiamiento, capacitación y apoyo técnico a nuestros agricultores, ganaderos y pescadores, mejorando la calidad de sus productos; la adopción de prácticas agrícolas sostenibles y pesca responsable, no solo protege nuestro entorno, sino que también añade valor a los productos al alinearse con las tendencias globales de consumo responsable, pero además garantizando la calidad que el mercado demanda en los productos alimentarios.
No puede continuar postergándose alentar una verdadera productividad en el sector primario, a través de la inversión y capacitación, para luego dar el siguiente paso hacia su industrialización, que en teoría este es el motor real del crecimiento económico de una región, aprovechando al turismo como detonante para reactivar los tres sectores de la economía: el primario (agricultura, pesca y ganadería), el secundario (industria) y el terciario (los servicios), el encadenamiento productivo.
Y es que un país o una región solo es desarrollada cuando produce y procesa por sí misma la mayoría de los bienes y servicios que consume; es entonces, y solo entonces, cuando la economía se reactiva de manera real, mientras no se dé este proceso, la región se mantendrá en una fase de crecimiento económico como paso previo al desarrollo pleno, en donde únicamente se benefician el transporte y la construcción, mas no el resto de las actividades económicas.
La creación de mercados locales o cooperativas de productores es otra alternativa prometedora, gestionando y facilitando el acceso de los pequeños agricultores y pescadores a los compradores turísticos, para eliminar intermediarios garantizando precios justos, para lo cual se requiere de voluntad, esto no solo beneficia a los productores, sino que también ofrece a los negocios turísticos la frescura y autenticidad que buscan sus clientes.
El papel del gobierno y los incentivos fiscales
El papel del gobierno es fundamental en este proceso, que a través de políticas púbicas que promuevan incentivos fiscales o subsidios para las empresas turísticas que compren insumos locales, pudiera ser un catalizador para este cambio en apoyo a los productores, además de implementar acciones que detonen un verdadero encadenamiento productivo, en donde los empresarios hoteleros demanden productos de la región, ya que al haber producción agrícola, ganadera, pesquera y avícola, automáticamente surgirán inversiones en su procesamiento e industrialización, lo cual permitirá ofrecer precios competitivos para que la industria turística adquiera todo lo que requiere para su consumo.
Y es que en la realidad es que las empresas hoteleras y turísticas en Nayarit, en su mayoría, no compran productos locales, pero lo que es un hecho es que mientras el sector primario no crezca, el turismo seguirá siendo un «espejismo», que aunque es cierto que crea empleos, pero “mal pagados”, no es la solución a los problemas económicos que, por años, han generado estancamiento, lo que deriva en la escasez y el aumento constante de precios de todo, algo que estamos viviendo cada mes en Bahía de Banderas y Puerto Vallarta, agregando otros factores que intervienen, además de que la mayoría de los productos que consumismos se importa de otras regiones, habrá que sumarle los efectos de la inflación y la consecuente pérdida del poder adquisitivo.
El desafío de los líderes locales
El tiempo perdido puede recuperarse impulsando el sector primario para producir lo que el turismo y la población local consumen, esta es la solución que necesita Nayarit y Bahía de Banderas, por lo que el reto para el Gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero, es inmenso a la mitad de su gobierno, con un alcalde afín en ese importante municipio; es aquí donde debe demostrar su capacidad de gestión y relación directa con la nueva Presidente de la República, Claudia Sheinbaum, con quien hace no mucho anunció haberse reunido. Lo mismo ocurre en Bahía de Banderas, donde el presidente municipal Héctor Santana García, enfrenta grandes expectativas para coadyuvar a incentivar al sector primario, más con esa relación directa que tiene con el mandatario estatal de la que todos fuimos testigos en su toma de posesión.
Después del crecimiento económico, llega una etapa de desarrollo regional, cuando este proceso se activa, la principal característica es que se eleva el nivel de vida de la población, hay mayor recaudación fiscal, recursos con los cuales el gobierno puede ofrecer más servicios y obra pública, la gente tiene empleos, con ello, recursos para satisfacer sus necesidades básicas. Este es el objetivo principal: crear empleos a través de la inversión productiva, porque el gobierno, por sí solo, no tiene las condiciones ni el dinero para hacerlo. Esta fue la razón de la fundación del municipio de Bahía de Banderas y sigue siendo el desafío que enfrentamos en la actualidad.
Finalmente, el éxito de nuestra región depende de tender puentes entre el campo, el mar y la ciudad turística. El progreso económico no debe ser una ilusión momentánea del turismo, sino una transformación que beneficie a todos, ya que, si bien el turismo crea empleos, no es una solución mágica a los problemas económicos de largo plazo.
El desarrollo regional sostenible solo se logrará cuando Bahía de Banderas produzca muchos de los productos que se consumen, el progreso dejará de ser un espejismo para convertirse en una realidad palpable que beneficie a todos. El futuro del municipio depende de la capacidad para conectar los sectores productivos y generar un crecimiento económico real que mejore la calidad de vida de la población. Solo así, alcanzaremos el desarrollo regional que tanto anhelamos. Va.
Este contenido esta protegido por los derechos de autor y de propiedad intelectual. Se prohibe la copia, transmisión o redistribución del mismo sin autorización por escrito de Noticias DLB. Todos los derechos reservados copyright 2024.
Comentarios