(Columna dedicada a la memoria de Juan González Belloso)
Juan González Belloso, un fallecido periodista de Bahía de Banderas y Puerto Vallarta, que manejaba la sátira con maestría en su gustada columna «Pancho el Perrucho», de amena lectura en los años 90 y 2000,- falleció en 2008-; en una ocasión algunos «periodistas», estábamos esperando el pago de facturas, «legalitas»,- registradas y con pago de impuestos ante Hacienda-, obviamente por «servicios editoriales», de «mercadotecnia periodística», de «promoción», «publicidad», y «difusión», prestados al gobierno municipal y al DIF.
Pero llegó uno de esos «aliancistas panperredistas», -era periodo electoral por la sucesión en el poder municipal-, y nos dijo a Juanito, a Francisco Villa, -periodista dueño de La Opinión-, y a su servidor, «aquí están los periodistas más vendidos de Bahía de Banderas», y Juanito Belloso le responde: «vendidos no, comprados, como un producto bueno que los clientes prefieren por su alta calidad en el mercado, yo que culpa tengo que el gobierno en sus tres niveles no les compren sus servicios periodísticos y publicitarios a los demás, por maletas y burros, porque sus “panfletos” no los ve nadie, no los compran en el “puesto” ni al “voceador”, (el facebook no era tan fuerte entonces).
Y “Juanito” continúo con su cátedra: cuando hay satisfacción del consumidor hay compra repetida y por siempre, hay “clientes leales”; en el periodismo es lo mismo, pero te aclaro que la opinión editorial es aparte, en mi Pancho Perrucho “yo digo lo que me de mi chingada gana”, pero si me contratan, porque tengo muchos lectores, para decir que se inauguró una calle que costó tres millones al gobierno, o que se repartieron varios millones en programas sociales, pero además compruebo que es cierto, entrevistando viejitas beneficiadas, claro que acepto”.
“Esto es como cuando en los anuncios de Televisa contratan al Hugo Sánchez, pa que anuncie una pasta del Colgate, o a una muchacha bonita anunciando un perfume, además los espacios en los medios también se venden, cuestan dinero, es una chinga hacer un periódico, una página web, hay que comprar papel tinta, pagar un diseñador, el internet, “vendido su chingada madre”, -le dijo Juanito al agresor-.
Y abundó en su “docto raciocinio”: esos “panperredistas” quieren publicidad y promoción gratis, cuando el dineral que le dan a sus partidos, de nuestros impuestos, también hay etiquetados para “medios de comunicación”, nomás que se hacen “pendejos”, argumentando que es obligación “informar”, que es una pequeña parte de los “géneros periodísticos”, del gran mundo de las “Ciencias de la Comunicación”, que paguen los cabrones, -dijo ya enojado, por la agresión que recibió de “periodista vendido”.
Y es que algunos políticos maletas, que no pagan ni el periódico, -ya dijo el voceador Raúl Morán-, (ya fallecido) principalmente los miembros del PRD, y otros tantos del PRI, que son muy intolerantes a la crítica y no les gusta “pagar prensa”, reiteradamente en forma peyorativa se refieren a los periodistas como “Chayoteros o vendidos», refiriéndose al «cobro por servicios periodísticos», situación que siempre lo hemos dicho, no es ilegal ni antiético, ya que únicamente en la cabeza de políticos mediocres y sin criterio, cabe que los periodistas o medios de comunicación trabajen gratis.
Muchas veces estos mismos políticos, invitan a los periodistas a sus eventos y actos partidistas, para que les «cubran el evento», esto es que quieren que la sociedad y la opinión pública conozca de sus actividades, lo que arroja esfuerzo, gastar gasolina, escribir una nota, abrir y encender la computadora, escoger dos o tres fotos de unas cuarenta, -con eso de que ya no se mandan revelar rollos, se toman un chingo de fotos-.
Pero además del proceso anterior, a veces esos “eventos”, son ya en la noche, pasadas las 7, que para efectos de redacción y edición de prensa, ya es tarde, hay que decirle al editor que guarde espacio, dos horas de trabajo, “por cubrir un evento, pa informarle a la gente” –porque según pues, es la obligación como periodista-, según muchos de estos “chingones” políticos que invitan a la denominada “perrada periodística a “cubrir su evento”.
En todo este proceso, hay que parar una edición para esperar una nota; porque dicen estos políticos maletas, que es “obligación informar”, “quieren gratis”; cuando muchos candidatos, políticos, funcionarios o representantes del pueblo, cobran los dinerales de prerrogativas, están riquillos por infinidad de negocios, unos turbios otros no, y pagan todo, pero andando en la actividad política, lo único que no quieren pagar son «medios» de comunicación y periodistas, aunque si quieren salir en los periódicos y que les tomen fotos.
Y es que «el chayote», -como le dicen-, es como la propina para el mesero en un restaurante, en donde se paga la cuenta, que es «pal empresario o dueño», y la «propina» pa” quien te atiende en la mesa, y en la medida de su cantidad, el mesero, -que además comparte con cocineros-, después de recibirla, atiende con mayor calidad a su clientes cuando regresa, pero en fin, el debate es amplio.
Finalmente, aquí no escribimos por consigna, ni porque alguien nos pague, lo hacemos por entretención, siempre lo hemos reiterado, todo lo que decimos es nuestro muy particular punto de vista, -estén de acuerdo o no-, del cual me hago plenamente responsable, estamos acostumbradas a las amenazas, las calumnias, las envidias, no somos monedita de oro, pero quienes nos critican reiteradamente, tampoco son la Madre Teresa o Flores Magón, y se creen que tienen el derecho exclusivo de expresar sus opiniones, afectar a personas, al gobierno o instituciones sin que nadie les diga nada, habrase visto tanta indolencia de estos que se creen verdaderamente el cuarto poder, más los perfile falsos carreteados del facebook, que atacan bajo la sombra del anonimato.
Así que aguanten vara señores, en el mismo tono de su lengua serán medidos, pues en esta vida como en un mercado, -dijera Juanito González- para todos debe haber, y los comentaristas de prensa, que hay de un lado y del otro, pueden decir cada quién verdad, su reflexión, a final de cuentas, es el público lector que decide que leer, cuál medio comprar, pero no quieran curarse en salud, de estar criticando sin ton ni son, como que si a quienes atacan, están amarrados o no puedan defenderse de sus maquiavélicas especulaciones.
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