La doble falla

  • PRI, PAN y PRD nos han fallado dos veces a los mexicanos como instituciones políticas.

Estando en el poder se alejaron de la gente, de sus causas, los liderazgos políticos fueron lenta y sistemáticamente desplazados por unas burocracias rapaces, carentes de identidad, corruptas y acomodaticias que fueron conduciendo lentamente a los partidos a un estado de deterioro en el que su fracaso total se volvió inevitable.

Fallaron estando en el poder, fueron incapaces de promover el desarrollo de las regiones, de fortalecer las capacidades productivas y de crear un entorno socialmente propicio para el desarrollo del país.

Antes que eso, dieron toda clase de concesiones a las grandes corporaciones internacionales para que se adueñaran de los sectores productivos más rentables.

 

Fallaron en defender el derecho de los mexicanos a una educación de calidad.

Antes que eso, pauperizaron hasta la inanición a la educación pública, negando el acceso a una posibilidad de ascenso social a grandes franjas de la población juvenil y debilitando así el presente y futuro del desarrollo del pensamiento científico y tecnológico de la nación.

Fallaron en dotar a la población de un sistema eficiente de salud

Antes que eso, se permitió y fomentó la corrupción, la rapacería y el desmantelamiento del sistema de salud pública, abandonando a millones de personas en su enfermedad y convirtiendo los servicios de salud pública en un auténtico viacrucis.

Fallaron en fortalecer los valores, sentido de pertenencia e identidades del pueblo mexicano.

Antes que eso, permitieron que el cinismo, la ramplonería y la desvergüenza se volvieran los nuevos valores del quehacer político, empresarial, social y productivo.

Fallaron en defender el estado de derecho

Antes que eso, se convirtieron en mafias regionales y nacionales de corrupción, poniéndole precio alto al derecho a la justicia y la ley.  Impunes y regordeados, los protegidos de los poderosos se fueron convirtiendo en magnates y caciques regionales. En “exitosos” empresarios nacidos de privatizaciones que en realidad fueron robos a la nación. En notorios y grandilocuentes políticos con disparatados discursos y poses faraónicas, convertidos en exitosos al cobijo de obscuros acuerdos que les permitía a las voraces burocracias de los partidos seguir impunemente en la repartición del botín llamado México.

Fallaron en promover y respetar la regeneración de los liderazgos sociales y políticos de la sociedad.

Antes que eso, se convirtieron en un grupo cerrado que de salto en salto, fueron repartiéndose todas las posiciones del quehacer político e institucional del país, malos para todo, buenos para nada, brincan y brincan del senado a la diputación, de ahí a las alcaldías y gubernaturas, luego a secretarías y áreas estratégicas del sector público para seguirse repartiendo entre ellos, sus familias e incondicionales todos los espacios del quehacer político, social e institucional.

Y ahora vuelven a fallar

Nos están fallando al no ser una oposición inteligente y equilibrante en la vida política del país.

Antes que eso, son una oposición timorata, silenciada por sus culpas y los obscuros pasados que vienen arrastrando para haberse convertido en lo que hoy son.

¿Qué político, líder empresarial, sindical o cacique de las regiones del país aguanta una revisada de la Unidad de Inteligencia Financiera sin resultar culpable de múltiples y muy perseguibles delitos?

Por eso están callados y salvo unos pocos, nadie da la cara ni enfrenta con inteligencia, propuesta y contenido los excesos del poder en los que suele moverse el actual gobierno de la república.

Sus campañas políticas carentes de contenido no convencen de tan raquíticas.

Y, por si fuera poco, siguen mostrándose como lo que son: gandallas adueñados de los partidos y espacios políticos. Así, vemos candidatos en los listados cuyos hijos, esposas, suegras, amantes y compadres aparecen en los listados plurinominales, o como suplentes de tal o cual posición que si mal pensamos serán los próximos Juanitos.

Que terrible miseria la que muestran, un país sin una oposición sin propuesta ni condenido camina siempre a los absolutismos.

Cómo estarán de derrotados que los más grandes exponentes de “ideas de oposición” los más contestatarios; sean dos payasos haciendo un show fuera de México, uno, el payaso que se pinta, con peluca verde y vestido de harapos y el otro, el más payaso, el que no se pinta la cara, pero sí que se pinta solo su fresca cara, que de cinismo pesada la tiene.

Así de mal las cosas.

Y entre tanto el elector tendrá ante sí una boleta electoral llena de logotipos, pero vacía de propuestas.

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