· Los olvidados de siempre y la esperanza en el nuevo gobierno
· Las 68 etnias son guardianes de una gran riqueza natural
· La lucha sigue
Ahora que está por iniciar la Presidencia de Andrés Manuel López Obrador los indígenas no dejan de demandar el reconocimiento integral de sus derechos, incluyendo la autonomía, la autodeterminación y el rediseño de la relación institucional con el Estado Mexicano; piden participar en las decisiones que les atañen y abogan por lo que llaman el renacimiento de México. Sienten que su momento ha llegado y crece su esperanza en el virtual gobernante que ha prometido hacer de ellos su prioridad. “Debes saber que estamos contigo, te apoyamos y estamos convencidos que los principios que pregonas nacieron de nuestros corazones y pensamientos: “No robar, no mentir y no traicionar”, son los mismos principios que nos guían en nuestra vida comunitaria, al igual que “mandar obedeciendo” que orienta la ruta de vida pública con nuestras autoridades”, le dicen a AMLO.
Le piden que honre su palabra, porque en el curso de la historia “a nosotros nos han robado, nos han mentido y nos han traicionado. Hoy contigo no lo será, por el compromiso público nacional que has hecho con todo México y en especial con nuestros pueblos indígenas”. Se trata de las poblaciones purépecha, tzeltal, ña´ñu, mixe, nahua, tojolabal, mixteco, tlapaneco, mazahua, wixárika, atlaltzinca, chichimeca, maya, triqui, zapoteco y muchos más, habitantes de los estados de Michoacán, Guerrero, Guanajuato, Querétaro, Estado de México, Yucatán, Oaxaca, Chiapas, Jalisco, Hidalgo, Veracruz, Puebla y Ciudad de México, principalmente.
Con motivo de que este 12 de octubre se les conmemora, y de que se les ha invitado a participar en la fundación de la Cuarta República, resulta importante tomar en cuenta los resolutivos de su más reciente asamblea en los que demandan el reconocimiento integral de sus derechos en la Constitución Federal y las leyes reglamentarias que correspondan, dando cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés producto del diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y que nunca se han cumplido. Comprenden además el respeto al Convenio 169 de la OIT, entre otros instrumentos internacionales en la materia.
En este contexto exigen el reconocimiento y respeto de sus procesos de autonomía a nivel nacional, en particular las iniciativas de autogobierno indígena de los municipios de Cherán (Michoacán), Ayutla de los Libres (Guerrero), Oxchuc (Chiapas) y los 417 municipios indígenas del estado de Oaxaca, que son un ejemplo a seguir.
Ya encarrerados han propuesto la creación de la Secretaria de Pueblos Indígenas que por lo pronto no será. En cuanto al presupuesto dirigido a ellos y que deberá ser aprobado por los diputados federales tras propuesta del nuevo gobierno federal, explican que debe tener un enfoque compensatorio, como un acto de justicia, de equidad y respeto, a fin de superar el 1.6 por ciento del total que actualmente se destina. Pero sobre todo, advierten en su documento que “nunca más un proyecto o una obra en las regiones indígenas sin la consulta y el consentimiento libre, previo e informado de nuestros pueblos”.
Como se sabe, México es una nación plurinacional conformada por una gran diversidad de pueblos y culturas, sustentada con la presencia viva de 68 etnias
que la conforman y que son guardianes de una gran riqueza natural existente en sus tierras y territorios. Paradójicamente, se encuentran en condiciones de pobreza, marginación, discriminación y exclusión, debido a la falta de reconocimiento en las estructuras jurídicas, políticas y económicas del Estado, y a la ausencia de normas, instituciones y políticas públicas que realmente los considere como sujetos de derecho público y que no se siga negando su identidad.
Confían, no obstante, en que todo va a cambiar a su favor. Pero al parecer no será tan fácil. En su momento, Gilberto López y Rivas criticó el Nuevo Proyecto de Nación dado a conocer por el virtual Presidente de la República desde los años que anduvo en campaña. Pocas reflexiones sobre los indígenas en un texto de dos centenares de páginas, se queja el exdirector de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Por si fuera poco, señala, los pueblos están presentados como víctimas, objetos pasivos que esperan la mano clientelar del Estado, hundidos en la categoría de comunidades, como fuerza de trabajo barata. Proyecto de Nación que en lo que a ellos se refiere es copia, asegura López y Rivas, del repudiado Plan Puebla-Panamá, rebautizado como Plan Mesoamérica, que comprende el desarrollo integral del Istmo de Tehuantepec, la reforestación de la selva Lacandona, carreteras y líneas férreas para comunicar más rápido el Atlántico con el Pacífico. Propuestas que incluyen el tren maya y refinerías, entre otras obras más, para anunciar que ha llegado la hora del sureste mexicano que cuenta con la mayor población de los siempre olvidados indios conquistados y reconquistados desde hace más de 500 años.
Todo ello –asegura el exlegislador– en territorios indígenas, sin consulta genuina y vinculante, con imposiciones y sin importar los impactos negativos en contra de los que se quiere salvar, controlando sus recursos naturales, folclorizando sus culturas y lanzándolos a una migración forzada. Ejemplifica también con el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la ampliación de las zonas económicas especiales, los trenes bala, las supercarreteras y más minas a cielo abierto. López y Rivas se ha sumado, con base en estos argumentos, al reclamo de la Red Mexicana de Afectados por la Minería que rechaza las inversiones extranjeras y que el país siga en venta. En este sentido, advierte que por ese camino no se llega a la soberanía; que la dignidad se expresa o no existe. Y junto con otros –como Marcos del EZLN—no deja de ver signos preocupantes en el horizonte del sexenio que está por empezar. Cabe señalar que el académico fue asesor del Ejército Zapatista de Liberación Nacional en los llamados Diálogos de San Andrés.
Como también lo fue el oaxaqueño Adelfo Regino quien va a dirigir el instituto que substituirá a la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Habrá también 132 coordinaciones regionales que estarán bajo la responsabilidad de integrantes de la etnia que corresponda. No hay que olvidar que el propio Andrés Manuel López Obrador se inició en la administración hace más de 40 años como jefe del Centro Coordinador Indigenista Chontal de Nacajuca, Tabasco. Nadie como él conoce en conjunto lo que pasa en las zonas marginadas que en su mayoría son habitadas por poblaciones nativas, donde hay mucha pobreza.
“Vamos a que esto cambie, mejore, es mi compromiso, atender la deuda que tiene la sociedad, el gobierno de México, con los pueblos indígenas”, afirma con insistencia. Vale más que sobre y no que falte lo que se haga por ellos, los más pobres y los más olvidados, pese a que en conjunto se trate de casi la cuarta parte de la población nacional.
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